No estamos exentos de fallar y en todo momento corremos el riesgo de desviarnos de la verdad ya sea por factores externos o internos. Frente a esta realidad Santiago nos hace un llamado a sustentarnos, a ayudarnos, como una responsabilidad, derivada de nuestra fe, es nuestro deber exhortar a otros y darles la mano cuando vemos que se han equivocado y van por un mal camino respecto a su fe y a la vez nos plantea en galardón que se desprende de esta acción de ayuda para todos los actores de la situación…
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