LA SOBERANÍA DE DIOS Y NUESTRA SEGURIDAD

LA SOBERANÍA DE DIOS Y NUESTRA SEGURIDAD

Para entender cualquier tema siempre es necesario tener claras las definiciones. Y hablando de la soberanía de Dios la definición tiene suma importancia. De manera sencilla se puede decir que la soberanía de Dios significa el control absoluto, total, inmediato, instantáneo y eterno de todo el universo, independientemente del tamaño, poder, jerarquía e inteligencia. Para ser soberano Dios tiene que ser omnipotente, ningún poder puede poner en riesgo el domino de Dios.

De otro lado, para nuestros propósitos vamos a decir que el universo está compuesto por todo lo creado, ya sea físico, ya sea espiritual. Universo también se puede decir que es todo lo que no es Dios, pues todo lo demás ha sido creado por Él. Es un universo que muestra exuberancia de diseño, de sabiduría, de inteligencia: ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios” (Salmos 104:24)

Como Dios creó el universo, éste le pertenece completamente y así lo expresa el Salmo 89:11: “Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste”.

Una pregunta que frecuentemente ha llegado a la mente del hombre es ¿cuál es el propósito de Dios al crear el universo? El salmo 19:1 lo dice sin ambages: Los cielos proclaman la gloria de Dios”. Hablar de los cielos en la cosmovisión hebrea es hablar del todo lo material y todo lo inmaterial, así que todos estamos creados para manifestar la gloria de Dios.

Dios no tenía alguna necesidad de crear, es sólo Su Voluntad la que lo decide: “Todo cuanto el SEÑOR quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (Salmos 135:6).

Un universo tan vasto ¿cómo se sostiene? Pues más allá de las leyes físicas -para lo físico- quien sostiene el universo es Dios: Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy…” (Salmos 119:91). En relación con Sus hijos dice el Salmo 37:17 dice que “… el que sostiene a los justos es Jehová” y respecto de los desobedientes dice el Salmo 146:9 que “el camino de los impíos trastorna”.

Ya que Dios hizo el maravilloso universo, le dio propósito, lo sostiene y lo lleva a un final predeterminado. En tanto que somos de este universo, la frase anterior es válida para cada uno de nosotros. Consecuentemente, Dios es quien nos protege y hemos de tener la certeza al orar que las fronteras que coloca el Señor a todos los poderes, ya sean humanos o potestades angélicas, son absolutamente respetadas no por un asomo de obediencia sino por la total impotencia. Nada ni nadie puede sobrepasar los límites colocados por el Señor a nuestro favor. Así que nuestras oraciones -en todo tiempo- en lugar de temor deben expresar confianza en el Señor y más que querer cambiar Su Voluntad, lo que tienen que entrañar es el deseo de sumarnos a ella.

Hno. Gerardo Elejalde