NO SE TRATA DE MI…
NO SE TRATA DE MI….
En estos tiempos de crisis, muchas personas buscan a Dios cuando están en circunstancias difíciles, pero al observar mejoría en sus situaciones, se alejan de Él y pronto olvidan lo que Dios ha hecho por ellos; es más, justifican el bienestar como propio, como resultado de su esfuerzo y trabajo “yo lo hice”, “yo lo logré”. No dicen “Dios lo ha hecho”. La autosuficiencia, la soberbia, no les permite tener en cuenta a Dios
Nuestro corazón fácilmente se aparta de Dios y busca en otras cosas saciarse. Por esto, necesitamos que la Palabra de Dios nos hable, nos forme y nos modele. “No hay mejor lugar para ser formados en el arte de una conversación orante que la escuela de oración que encontramos en los salmos”. Los salmos constituyen ese encuentro necesario entre el hombre y Dios.
A lo largo de la lectura, estudio y meditación de los salmos, como en el 139, encontramos el llamado de Dios para el creyente; reconocer su poder y soberanía:
El Dios omnisciente, que me conoce (v. 1-6)
El omnipresente Dios, que siempre está conmigo (v. 7-12)
El Dios que me creo, es poderoso y tiene el control (v. 13-24)
Así mismo, vemos en los salmos, el poder de Dios en la creación, (19:1-6; 33:6-12). Él nos defiende y vence a nuestros enemigos (59:9-11), nos protege y rescata (79:1,11; 91:1), si él es mi fortaleza, mi roca, mi castillo, mi libertador, mi refugio y en él confiaré (18:1-19) y porque sé de su grandeza (135:5-12) y de su amor (86:5), debemos humillarnos ante él y despojarnos del yo; dejar el orgullo, la egolatría, y sujetarnos al Dios Altísimo, obedeciendo al mandamiento establecido en su palabra. Postrarnos ante su presencia, doblando las rodillas con corazón sincero, reconociendo en todo momento, que Dios es un ser supremo, Todopoderoso y que dependemos de Él porque él es quien nos sustenta, alienta y nos da vida. De acuerdo con la Biblia, humillarse delante de Dios significa reconocer que no somos nada ante Él y nuestra condición humana es inferior, es decidir obedecer la Palabra de Dios y vivir de acuerdo a su voluntad,
En la tercera bienaventuranza Jesús lidió majestuosamente con este deseo ego centrista; al motivar la mansedumbre, Él habló en contra de nuestro deseo de hacer que todo sea para nosotros, lo cual nos lleva a la destrucción, “más los mansos heredarán la tierra”.
En el salmo 8, David expresa muy bien lo que fluye de un corazón humilde; admiración, gratitud hacia Dios y la incredulidad de que le haya escogido, salvado y que desee tener amistad con él.
Entonces hermanos en Cristo, ¿acaso se trata de mí?
“No, no se trata de mí, se trata de Él”
Hna. Nancy Gaona Jurado